Carina Zampini: "Antes de ver television prefiero leer, cortar el pasto o cocinar"

Después de una seguidilla de exitosos trabajos y tras alejarse un tiempo del frenesí televisivo, Carina Zampini regresó a la pantalla de Telefe con un protagónico junto a Sebastián Estevanez en Dulce Amor. Mientras disfruta el rating que los acompaña cada noche, la actriz cuenta que está feliz laboral y personalmente. ¡Belleza y talento!
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–Regresaste a la pantalla con un protagónico y en el prime time, casi nada…
–Hay algunas noticias que tardan en asimilarse. Y esta es una de ellas. Dulce amor era una novela pensada para la tarde, y que el canal haya visto antes los capítulos y apostado para ponerla a la noche, habla de que tiene calidad, historias interesantes y está bien realizada. Eso, para nosotros, es un orgullo. En esta realidad televisiva no hay discriminación de horarios. Está bueno que la gente tenga opciones, donde no todo sea sangre y sexo. Está bueno que haya una historia sana. Es una telenovela tradicional, pero modernizada.
–¿Sos de analizar mucho las propuestas antes de elegir?
–Vivo de mi trabajo, y si tengo ofertas en el mismo momento evalúo lo que más me gusta. A veces necesito trabajar, claro, como todo el mundo.
–¿Sos de ver mucha televisión?
–No, de hecho vengo de un año de no trabajar, y tampoco miraba. Leo, corto el pasto, cocino, limpio, ordeno, me ocupo de la pileta… Hago la vida de una persona que vive en su casa, que tiene un hijo y disfruta del hogar.
–Se puede decir que tuviste un año sabático.
–No fue una elección. Esta novela estaba prevista para el año pasado y después se dilató. Pero me vino bien el descanso. Fue un año tranquilo.
–Se te ve radiante y superdelgada. ¿Te cuidás mucho con las comidas?
–Me cuido lo necesario para no irme al diablo con el peso. Pero no puedo vivir a lechuga o haciendo dietas, eso no me divierte. Me gusta disfrutar de los placeres de la vida y trato de escaparles a las cosas que me hacen sufrir, como un régimen. Voy equilibrando: si me paso dos meses comiendo asado y de todo, después trato de comer un poco más sano, pero no más que eso. No hago nada para cuidarme. Cuando uno está internamente bien, el cuerpo acompaña.
–¿Y cómo está tu corazón?
–Bien, está acompañado.
–Después de tu separación, no se te conoció otra pareja.
–No, es cierto eso. ¿Sabés que pasa? Que hace poco tiempo que estamos juntos, y no da para mostrarse. Hace 17 años que trabajo, y lo que saben de mi vida es muy poco. Terminamos bien con el papá de mi hijo, Manuel. El, el nene y yo estamos bien. Y ahora, por suerte, estoy contenta y acompañada.
–Tu perfil es de actriz seria, pero… ¿te animarías a estar en un Bailando?
–Me propusieron estar, en el segundo año, pero no me hubiese sentido cómoda y preferí rechazar la propuesta. Tampoco voy a mentir: si lo necesitara, obviamente lo pensaría. Y aunque me hubiese costado, lo hubiera hecho. Es trabajo, y sin exponerme habría participado. No me siento cómoda en esos lugares de tanta masividad.
–¿Qué sentís cuando una que salió de Tinelli dice “soy actriz”?
–Nada, la gente es libre de decir lo que tenga ganas, y cada uno se expresa como quiere. Soy lo que decido ser, y el resto de las personas puede hacer lo mismo. No soy quien para juzgar al otro.
–En cuanto a Dulce Amor, ¿sos de las que están pendiente del rating?
–No te voy a decir que no me fijo. El rating te da la pauta de que el programa que uno hace gusta y funciona, y garantiza cierta continuidad de laburo. Es mentira cuando alguien dice que no tiene ni idea del rating. Lo que sí, no es determinante para mí, ni una cosa que yo pueda manejar, no depende de lo que haga que suba o que baje. Ni cuando es un éxito es por mí, ni cuando es un fracaso soy culpable.
–Si no te gusta algo de tu personaje, ¿renunciás y te vas?
–No, para nada. Si hay algo que me parece que no cuadra con el personaje, lo hablo, pero no me voy a ir por eso. Me fui de un programa porque no la estaba pasando bien, no por el trabajo en sí, porque tenía un protagónico, pero fue un programa con muchas dificultades y yo estaba en un momento complicado de mi vida. No necesitaba el sueldo a fin de mes y mi alma no podía ir a vivir 12 horas esa situación.
Fuente: Revista Paparazzi