María Zamarbide partió desde Necochea a los 18 años, hacia la Capital, para estudiar Bellas Artes en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA). “No quería saber nada con la actuación por aquel entonces -le cuenta a Clarín-. Era una adolescente rebelde que solo quería pintar”.
La vida le demostró lo contrario: luego de un papel secundario en Casi ángeles, fue conductora de History Travel, un segmento de viajes de History Channel. De allí pasó directo a El puntero (El Trece) y, luego, a Mi problema con las mujeres (Telefe), donde hizo de una modelo extrovertida. El año pasado participó en un unitario de Historias de corazón (Telefe), y en la miniserie policial Babylon (Canal 7), con Martina Guzmán y Norman Briski.
Ahora es Analía, en Dulce amor (a las 22.45, por Telefe), la manipuladora agente de una discográfica que llegó a romper la pareja de Lucas Pedroso y Brenda Bandi, la parejita más joven de la tira, interpretada por Nicolás Riera y Rochi Igarzábal. “No tengo absolutamente nada que ver con Analía -aclara Zamarbide-, ella es una comehombres y yo, una chica tímida”.
En sus primeros días en la gran ciudad, la frenaron muchas veces en la calle agentes publicitarios y productores que buscaban contratarla como modelo. “Hasta Pancho Dotto me paró una vez -recuerda la actriz-. Yo no entendía nada, no tenía un pelo de modelo”. A pesar de la resistencia, entró en el mundo televisivo cuando una amiga le contó que pagaban 250 pesos para hacer de extra en un comercial. “¿¡Todo eso en un día!? Anotame”, le contestó. Cuando llegó al set, le dieron el papel principal.
De allí fue directo al mundo del teatro independiente. “Estuve en todos los teatros under que se te puedan ocurrir”, explica. “La vida me empujaba a hacer, y yo después la piloteaba”. Al mismo tiempo, obtuvo algunos papeles en el cine. Su cuarta y más reciente película fue Carne de neón, de Paco Cabezas.
“Tengo que trabajar en Dulce amor ”, se dijo a sí misma cuando notó que era la novela favorita de su abuela, a quien adora y que fue quien la crió. “Llegué a la entrevista decidida a conseguir el papel”. Y lo consiguió. La tira ya tenía 260 capítulos y quince meses siendo uno de los programas más vistos de la tele. Fue contratada para participar en sólo cinco capítulos, pero se terminó quedando hasta el final. “Todos se conocen y hacen chistes y se divierten y uno está ahí como un pollito mojado tratando de poner lo suyo -comenta-. Igual, son toda gente genial que me respetó un montón y me dio mi lugar”.
En la calle aun no la reconocen. Tal como no se parece a Analía en su forma de ser, tampoco se identifica con su look: “Soy medio rea para vestirme, si no me arreglo un poquito nadie sabe quién soy”. Con suerte -como se ve que la tiene-, este papel le dará la exposición necesaria para escalar hacía mayores desafíos. “Sea para un protagónico en Hollywood o para teatro callejero, quiero estar feliz la mayor parte del tiempo posible. No espero nada más -confiesa-. Pero intuyo que me van a seguir pasando cosas buenas”
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